martes, 7 de junio de 2011

ES POSIBLE ...

A veces creemos que enseñar literatura es imposible, y tal vez lo sea, pues en una institución educativa encontramos infinidad de dificultades que por momentos nos hacen perder las esperanzas, pero frente a la limitante hay que imponer la posibilidad, y son muchas las que tenemos, pues cada individuo lleva consigo la semilla de las palabras, y en ultimas todos somos un constructo de historias que podemos contar para hacer de la existencia algo menos aburrido, por lo tanto es posible considerar que podemos enseñar a amar la literatura, y que ésta se convierta en un incentivo para crear y creer de nue

jueves, 19 de mayo de 2011

¿Porqué afianzar la comprensión de los textos narrativos?

No es un secreto que la lectura no está muy arraigada entre los niños, niñas y jóvenes de nuestro país, y ello debido a múltiples causas. Entre las de más peso se halla, por obvias razones, la pereza al momento de sugerir determinados textos en los estudiantes, y es que infortunadamente desde sus hogares no han tenido ese modelo, y la tecnología (llámese chat, video juegos, e- mails y demás) absorbe gran tiempo del que deberían dedicar a fortalecer sus competencias de su enseñanza-aprendizaje.
En específico el texto narrativo, como producto literario, es de gran ayuda para que los estudiantes no se dejen absorber por ese ensimismamiento que tanto les llama; dado que brinda la oportunidad de recrearse en otros mundos posibles por medio de una forma especial de tratar el lenguaje, los hace convertirse en incipientes investigadores que, armados de su natural suspicacia pueden, tras varios ejercicios de lectura, llegar a determinar la estructura en específico del cuento, cuyo armazón esencial consta de inicio, nudo y desenlace: es muy grato ver cómo, en el aula de clase, esperan expectantes el desarrollo de los hechos que se les narran al momento de compartirles algunos cuentos; si bien dicen que la práctica hace al maestro, es indudable que un docente comprometido puede ir convirtiendo a sus pupilos en navegantes de naves que aventurándose en cálidas aguas literarias, pueden ir desentrañando a las calipsos, sirenas y lestrigones que desean ser descubiertos. No es sencilla la tarea, pero mientras exista el ansia de afianzar el gusto por la lectura, habrá textos narrativos por doquier para navegar.